Fuente: Milenio.com
La importancia del Ejército
Correo no deseado
Ramón Sevilla
En febrero del año pasado, dos poderosos cárteles de drogas desplegaron una ambiciosa estrategia para sacar al ejército de siete estados del país: fueron a los cinturones de miseria, “contrataron” necesitados, sin importarles madres con hijos en brazos o ancianos, y los sacaron a las calles. Protestaron para exigir la salida de los militares de las ciudades.
A estos sujetos se les conoció como “Los tapados”, debido a que realizaron sus reclamos con capuchas, paliacates y pasamontañas.
Las campañas negras, que han incluido bloqueos a carreteras y avenidas, se reprodujeron en Sinaloa, Tamaulipas, Chihuahua, Guerrero, Michoacán, Durango, Nuevo León y Veracruz. En ellas participaban jóvenes con aspecto de cholos, rostros cubiertos y cuerpos tatuados.
De acuerdo con inteligencia militar, hay indicios de que estas protestas estaban patrocinadas principalmente por los cárteles del Golfo y de Sinaloa.
Un año después, estas campañas revivieron en Michoacán, tierra de La Familia. La protesta representó la reaparición de Alejandro Echavarría, El Mosh, aquel porro célebre por su radicalismo en la huelga que paralizó la UNAM 10 meses.
El año pasado, Hidalgo vivió dos de los enfrentamientos más sanguinarios en su historia, uno en Epazoyucan, donde murieron 9 sicarios y 2 policías, y otro en la periferia de La Feria.
Damián Canales Mena, jefe de la policía estatal, revela que Hidago está sólo, que a diferencia de otros estados, aquí no se tiene el apoyo del Ejército ni de los federales.
El titular de la SSPH sabe que en ciudades castigadas por la violencia del crimen organizado se necesita la ayuda del Ejército, porque además, dice, las policías estatales, y mucho más la municipales, no están capacitadas ni armadas para enfrentar al crimen organizado.
Hidalgo no es Tamaulipas, Nuevo León, Michoacán o Sinaloa y si realmente el gobierno estatal quiere que se mantenga “relativamente” en paz, nunca, pero nunca debe de obstaculizar ni impedir o rechazar la intervención del ejército en labores de seguridad pública y patrullaje.
El día que eso pase, sabremos lo que es vivir en Ciudad Juárez, Monterrey, Tijuana o Reynosa, donde la gente ha dejado de salir de sus casas para no toparse con la muerte.
ramon.sevilla@milenio.com
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